La madera es una materia natural con una vida útil limitada. Si su utilización implica una exposición a la intemperie, se corre el riesgo del ataque de agentes biológicos con consecuencia de deterioro y pudrición. La clave para una mayor durabilidad es un buen tratamiento en sistema de autoclave, sistema que alterna vacío y presión que permite la impregnación en profundidad hasta el duramen.